domingo, 23 de noviembre de 2014

ESCUELA SAN ANDRÉS - El primer día de observaciones

La escuela San Andrés no es una escuela más donde pude realizar mis prácticas. Sino que es una escuela donde aprenden alumnos adultos con discapacidad intelectual.
Dentro de ese (breve) contexto les cuento mi primer día de observaciones. Otra aclaración antes, no realicé las prácticas solo sino que lo hice con Violeta, lo cual fue casi "vital" para poder hacer todo lo que hicimos!!!



El primer día de clases estaba muy nervioso. Si bien habíamos tenido un primer encuentro ​con las docentes, algunos alumnos y el director, éste había sido con nuestra profesora de prácticas, Gabriela. Por lo que había llegado el momento de entrar al aula como "profesores".
 
Una vez dentro del aula lo primero que me asombró fue la cantidad de alumnos, apenas que teníamos lugar con mi compañera de prácticas, Violeta, para sentarnos en el pasillo. Llegamos a sentarnos ahí porque todos nos querían pasar la silla vacía más próxima!.
Susana, la docente del primer ciclo, nos hizo presentar y contarles brevemente qué hacíamos ahí.
Parece que eso no fue suficiente porque todas las miradas apuntaban a nosotros. A los pocos minutos empezaron a preguntarnos cómo nos llamábamos, quiénes éramos, qué íbamos a hacer, etc, etc. Sí casi uno por uno tuvimos que repetir nuevamente nuestro nombre y qué íbamos a hacer. Fue algo raro pero desde ese primer momento nos pareció normal (y no entendíamos por qué...).
 
Ya para la mitad de la clase éramos casi parte de la misma. Si bien nuestro rol era el de "observadores" desde un primer día la docente del aula nos pidió colaboración con todo, desde alcanzarle algún útil del armario hasta ayudar a algún alumno a recortar figuras para pegar en el cuaderno.
Los mismos alumnos nos preguntaban y buscaban con la mirada para que los ayudemos en sus tareas. Ahí ya no sabíamos si "debíamos/podíamos" ayudarlos o eran tareas que tenían que realizar por su cuenta. Seguramente Susana leyó exactamente eso en nuestras caras porque fue ella la marcaba cuándo ayudarlos o no para que puedan trabajar solos.
 
Antes de entrar tenía la idea de que se iba a hacer muy largo y difícil, pero totalmente al revés el tiempo pasó volando y sin darme cuenta terminó la hora!!!
 
Salimos con una sonrisa de oreja a oreja pensando a 10.000 km/h!!!

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